miércoles, 2 de mayo de 2012

Un mismo lugar, dos experiencias distintas

Este mes mi pequeño Ben cumple su primer añito de vida y en honor a ello voy a dedicar este mes a publicar sobre las distintas experiencias que he vivido con mis dos bbs.  Para comenzar quiero agradecerle al más reciente su existencia por la oportunidad que me dió de vivir la maternidad de una manera más plena en comparación con mi primera vez.  Desde el momento del parto la he sentido y vivido tan distinto como que a pesar de haber parido en el mismo hospital la experiencia fue más satisfactoria.  Aquí  los partos: 

El primer hijo, sin ganas ni el tiempo para informarme sobre que era lo que tenía que esperar lo poco que llegué a saber fue por comentarios muy vagos de las mujeres de la familia que habían pasado por ello. Eso me llevo a no sentirme tan ansiosa ni asustada al respecto, confiaba en que todo saldría bien. Un día cualquiera de la espera salí a hacer compras durante la mañana y por la tarde comencé el trabajo de parto pero tan poco informada estaba yo que no me percataba de ello y sentía las contracciones y dolores sólo como el resultado del cansancio por la caminata del día y fue hasta que la fuente se rompió cuando supe que la hora había llegado.  Yo seguia completamente calmada pero al llegar al hospital todo cambió, cual inocente cordero que va al matadero no sabía lo que allí me esperaba.

Apenas llegar miles de preguntas, un tacto, maniobra de Hamilton, paso a sala de labor, oxitocina, más tactos, más preguntas, la tortura de esperar frente a un reloj, "señora no se pare ni se este moviendo que se cae de la cama", "no grite", competencia de los médicos con otra futura madre que estaba en espera también, abandono, soledad, ni una sola palabra de aliento,estrés de escuchar a otras madres quejarse (algunas de verdad parecía que las estaban matando), paso a la sala de expulsión, episiotomia sin consultarme, "puje señora, puje", al bb se lo lleva el pediatra, lavado y suturación de la epi, dolor, angustia, separación, y finalmente después de 2, 3, 4 horas? en la sala de posparto un bb en brazos, insistencia con el DIU, comentarios fuera de lugar como "pero ya las veré en un año" por las negativas, intrusos que miran y no dejan vincularse. Un largo día pero al final camino a casa.

Fue una experiencia tan traumática que me tomó 5 años recuperarme de ella. Y cuando volví nuevamente a ese hospital después de casi 6 años fue con la determinación de no pasar por lo mismo.

El segundo hijo, me plantee la posiblidad de un parto respetado pero la situación al momento no permitía un parto en casa, evalué tenerlo en un hospital privado pero los comentarios en la consulta con el ginecologo que me atendería me hicieron creer que la situación podría ser hasta peor y acabar en césarea así que con más información y mucha determinación de hacer valer mis derechos regrese al mismo hospital del primer parto. 

Nuevamente preguntas de rigor, tacto, paso a la sala de labor, sed, intento de poner oxitocina, insistencia con falsos argumentos, infusión de temor que se calma al confiar y recordar hechos, espera frente al mismo reloj, sed, paso a la sala de expulsión, "acomodese señora, esa no es la posición correcta",  "puje señora, puje", no episiotomia por pedido mío, desgarre, bb fuera y a los brazos de mamá por que  lo solicité,  miradas de complicidad, lavado, comentario mal intencionado, respuesta al comentario, pruebas al bb, cambio a área de posparto con bb en brazos, mirandonos y reconociendonos iniciamos la lactancia. Retirada momentanea del bb  para bañarlo. Sed mucha sed, insistencia con el DIU, negación rotunda y clara, cambio a cuarto en alojamiento conjunto, noche calurosamente larga, y al día siguiente finalmente salida a casa. 

Aunque en ambos relatos hubo vejaciones por parte del personal médico, hubo una gran diferencia:  jamás olvidaré ese primer momento de miradas complices con mi bb y el olor animal de bb recién nacido que me robaron en el primer parto ni tampoco olvidare la autosuficiencia que sentí al expresar mis opiniones y evitar más intervenciones innecesarias.

Fue este segundo parto el que me hizo reencontrarme con mi confianza nuevamente, si, confiar en un proceso tan natural que no debiera ser intervenido sino asistido a la distancia en un ambiente relajado y cálido.  Fue este segundo parto el que me hizo consciente de mi cuerpo y me dejó escucharlo. Fue este segundo parto el que me enseñó que si todas las mujeres nos informaramos podríamos empoderarnos para hacer del parto nuestro parto y vivirlo con toda la intensidad que debe ser vivido. Fue este segundo parto el que me dejo claro que un parto es sólo un asunto de dos, madre e hijo y que el personal médico sale sobrando en la mayoría de los casos. 

Doy gracias a mi hijo por que me mostró lo fuerte que es el instinto que te hace luchar aún en momentos de suma debilidad por el derecho a conocernos. También doy gracias a todas áquellas mujeres que antes que yo se quitaron la venda de los ojos y han difundido por la red que otra realidad puede ser posible. Y gracias a ustedes por leerlo ;)





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